Encontrados 174 resultados para: bienes materiales

  • Cuando informaron a David: "El Señor ha bendecido a la familia de Obededóm y todos sus bienes a causa del Arca de Dios", David partió e hizo subir el Arca de Dios desde la casa de Obededóm a la Ciudad de David, con gran alegría. (II Samuel 6, 12)

  • Ahora, Señor, tú eres Dios, tus palabras son leales y has prometido estos bienes a tu servidor. (II Samuel 7, 28)

  • El rey dijo a Sibá: "Desde ahora te pertenecen todos los bienes de Meribaal". Sibá respondió: "¡A tus pies! ¡Quiera mi señor, el rey, dispensarme siempre su favor!". (II Samuel 16, 4)

  • El rey de Israel respondió diciendo: "¡A tus órdenes, rey, mi señor! A ti pertenecemos yo y todos mis bienes". (I Reyes 20, 4)

  • El Arca de Dios permaneció tres meses en la casa de Obededóm. Y el Señor bendijo la casa de Obededóm y todos sus bienes. (I Crónicas 13, 14)

  • Y ahora tú, Señor, que eres Dios, le has prometido estos bienes a tu servidor. (I Crónicas 17, 26)

  • Y Iazíz, de Agar, el encargado del ganado menor. Todos estos eran los encargados de los bienes que pertenecían al rey David. (I Crónicas 27, 31)

  • David reunió en Jerusalén a todos los jefes de Israel, a los jefes de las tribus, a los jefes de las divisiones que estaban al servicio del rey, a los jefes de mil y de cien hombres, a los administradores de todos los bienes y del ganado del rey y de sus hijos, a los funcionarios, a los guerreros y a todos los hombres de valor. (I Crónicas 28, 1)

  • Por eso el Señor infligirá un terrible castigo a tu pueblo, a tus hijos, a tus mujeres y a todos tus bienes. (II Crónicas 21, 14)

  • Levantó ciudades y tuvo gran cantidad de rebaños y ganado menor y mayor, porque Dios le había dado muchísimos bienes. (II Crónicas 32, 29)

  • Josías entregó para la gente del pueblo ganado menor -corderos y cabritos- en número de treinta mil, como víctimas pascuales para todos los que se encontraban allí, y dio además tres mil bueyes. Todo esto provenía de los bienes del rey. (II Crónicas 35, 7)

  • Que la población de cada lugar ayude a todos los que queden de ese pueblo, en cualquier parte donde residan, proporcionándoles plata, oro, bienes y ganado, como así también otras ofrendas voluntarias para la Casa del Dios que está en Jerusalén". (Esdras 1, 4)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina