Löydetty 284 Tulokset: falso profeta
Zimrí exterminó a toda la casa de Basá, conforme a la palabra que el Señor había pronunciado contra él por medio del profeta Jehú, (I Reyes 16, 12)
Luego Elías dijo al pueblo: "Como profeta del Señor, he quedado yo solo, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. (I Reyes 18, 22)
A la hora en que se ofrece la oblación, el profeta Elías se adelantó y dijo: "¡Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! Que hoy se sepa que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya hice todas estas cosas. (I Reyes 18, 36)
A Jehú, hijo de Nimsí, lo ungirás rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti. (I Reyes 19, 16)
Mientras tanto, un profeta se acercó a Ajab, rey de Israel, y dijo: "Así habla el Señor: ¿Ves toda esa gran multitud? Hoy mismo la voy a poner en tus manos. Así sabrás que yo soy el Señor". (I Reyes 20, 13)
"¿Por medio de quién?", preguntó Ajab. El profeta dijo: "Así habla el Señor: Por medio de los cuerpos de cadetes que están a las órdenes de los jefes de distritos". Ajab insistió: "¿Y quién librará la batalla?". "Tú", respondió él. (I Reyes 20, 14)
El profeta se acercó al rey de Israel y le dijo: "Refuerza tu ejército y piensa bien lo que vas a hacer, porque el año que viene el rey de Arám volverá a subir contra ti". (I Reyes 20, 22)
El profeta encontró a otro hombre y le dijo: "¡Golpéame!". El hombre lo golpeó y lo dejó maltrecho. (I Reyes 20, 37)
Luego el profeta fue a apostarse en el camino, a la espera del rey, cubriéndose los ojos con una venda para no ser reconocido. (I Reyes 20, 38)
Pero Josafat insistió: "¿No queda por ahí algún profeta del Señor para consultar por medio de él?". (I Reyes 22, 7)
Josafat, por su parte, preguntó: "¿No hay aquí un profeta del Señor, para que podamos consultar al Señor?". Uno de los servidores del rey de Israel tomó la palabra y dijo: "Aquí está Eliseo, hijo de Safat, el que derramaba agua sobre las manos de Elías". (II Reyes 3, 11)
Ella dijo entonces a su patrona: "¡Ojalá mi señor se presentara ante el profeta que está en Samaría! Seguramente, él lo libraría de su enfermedad". (II Reyes 5, 3)