Fondare 39 Risultati per: Ben-hadad/page/4/page/3/page/3
Cuando murió Jusám, lo sucedió Hadad, hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; el nombre de su ciudad era Avit. (Génesis 36, 35)
Cuando murió Hadad, lo sucedió Samlá, de Masrecá. (Génesis 36, 36)
Cuando murió Baal Janán, hijo de Acbor, lo sucedió Hadad; el nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer, Mehetabel, hija de Matred, que a su vez era hija de Mezahab. (Génesis 36, 39)
El Señor le suscitó a Salomón un adversario: Hadad, el edomita, de la estirpe real de Edóm. (I Reyes 11, 14)
Pero Hadad, que entonces era muy joven, logró huir con algunos edomitas servidores de su padre, para ir a Egipto. (I Reyes 11, 17)
Partieron de Madián y llegaron a Parán, donde se les agregaron algunos hombres de Parán. Luego entraron en Egipto y se presentaron ante el Faraón, rey de Egipto, que dio a Hadad una casa, le aseguró el sustento y le concedió tierras. (I Reyes 11, 18)
Hadad se ganó a tal punto el favor del Faraón, que este le dio por esposa a su cuñada, la hermana de Tajfenés, la reina madre. (I Reyes 11, 19)
Pero cuando Hadad se enteró en Egipto de que David se había ido a descansar con sus padres, y que también había muerto Joab, el general del ejército, dijo al Faraón: "Déjame ir a mi país". (I Reyes 11, 21)
Entonces Asá recogió toda la plata y el oro que aún quedaban en los tesoros de la Casa del Señor y en los de la casa del rey, y se los confió a sus servidores, a los que envió luego a Ben Hadad, hijo de Tabrimón, hijo de Jezión, rey de Arám, que residía en Damasco, con el siguiente mensaje: (I Reyes 15, 18)
Ben Hadad le hizo caso y envió a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel. Atacó a Iyón, Dan, Abel Bet Maacá, toda la región de Quinéret y todo el territorio de Neftalí. (I Reyes 15, 20)
Ben Hadad, rey de Arám, reunió todo su ejército, y acompañado de treinta y dos reyes, con caballería y carros de guerra, subió a combatir contra Samaría y la sitió. (I Reyes 20, 1)
para decirle: "Así habla Ben Hadad: Tu plata y tu oro me pertenecen, y también me pertenecen tus mujeres y tus hermosos hijos". (I Reyes 20, 3)