Talált 533 Eredmények: palabras sabias

  • Y el Señor dijo a Moisés: "Yo llegaré hasta ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga cuando yo hable contigo y tenga siempre fe en ti". Y Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo. (Exodo 19, 9)

  • Dios pronunció todas estas palabras: (Exodo 20, 1)

  • No aceptarás regalos, porque el regalo ciega incluso a los que tienen la vista clara y pervierte las palabras de los justos. (Exodo 23, 8)

  • Moisés vino y comunicó al pueblo todas las palabras del Señor y todas sus leyes relativas a la administración de la justicia. Y todo el pueblo respondió a una voz: "Nosotros cumpliremos todo cuanto ha dicho el Señor". (Exodo 24, 3)

  • Moisés escribió todas las palabras del Señor, se levantó de madrugada y edificó un altar al pie de la montaña y doce estelas por las doce tribus de Israel. (Exodo 24, 4)

  • Moisés tomó la sangre y la derramó sobre el pueblo diciendo: "Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con vosotros mediante todas estas palabras". (Exodo 24, 8)

  • El pueblo oyó estas duras palabras e hizo duelo; nadie se vistió de gala. (Exodo 33, 4)

  • El Señor dijo a Moisés: "Prepárate dos tablas de piedra, como las primeras que tú rompiste; voy a escribir en ellas las palabras de las otras. (Exodo 34, 1)

  • El Señor dijo a Moisés: "Escribe estas palabras, porque en base a ellas yo hago alianza contigo y con Israel". (Exodo 34, 27)

  • Moisés estuvo arriba con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y el Señor escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras. (Exodo 34, 28)

  • Moisés salió fuera y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Reunió a los setenta ancianos del pueblo y los puso alrededor de la tienda. (Números 11, 24)

  • El Señor les dijo: "Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, yo me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños. (Números 12, 6)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina