Talált 465 Eredmények: descendientes de Aarón

  • Estos son los nombres de los descendientes de Israel que entraron en Egipto: Jacob y sus hijos. Rubén, el primogénito de Jacob, (Génesis 46, 8)

  • El total de personas que entraron con Jacob en Egipto, todos descendientes suyos, era de sesenta y seis personas, sin contar las mujeres de sus hijos. (Génesis 46, 26)

  • "Mira, yo haré que seas fecundo y que te multipliques. Haré de ti una asamblea de naciones y te daré a ti y a tus descendientes después de ti este país, como una propiedad eterna." (Génesis 48, 4)

  • Israel dijo a José: « Nunca pensé que volvería a verte, y ahora Dios me concede ver incluso a tus descendientes.» (Génesis 48, 11)

  • El número de estos descendientes de Jacob era de setenta personas. Además José, que estaba ya en Egipto. (Exodo 1, 5)

  • Y si no creen todavía con los dos prodigios y no te hacen caso, toma agua del río y derrámala; en cuanto toque el suelo, el agua del río se convertirá en sangre.»Aarón, intérprete de Moisés (Exodo 4, 9)

  • Pero él insistió: «Por favor, Señor, ¿por qué no mandas a otro?» Esta vez Yavé se enojó con Moisés y le dijo: «¿No tienes a tu hermano Aarón, el levita? Bien sé yo que a él no le faltan las palabras. (Exodo 4, 14)

  • Aarón hablará por ti igual que un profeta habla por su Dios, y tú, con este bastón en la mano, harás milagros.» (Exodo 4, 17)

  • Mientras tanto, Yavé había dicho a Aarón: «Sal al encuentro de Moisés, en el desierto.» Así que partió Aarón, lo encontró en el Monte de Dios y lo besó. (Exodo 4, 27)

  • Moisés contó a Aarón todas las palabras que Yavé le había dirigido y los prodigios que le había enseñado. (Exodo 4, 28)

  • Moisés y Aarón, pues, partieron juntos a Egipto, donde reunieron a todos los jefes de los hijos de Israel. (Exodo 4, 29)

  • Aarón les comunicó todo lo que Yavé había dicho a su hermano Moisés; y éste hizo los prodigios delante de todo el pueblo. (Exodo 4, 30)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina