1. Salmo de David. Cuando huía de su hijo Absalón.

2. Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios, cuántos los que se levantan contra mí!

3. ¡Cuántos son los que dicen de mí: "Dios ya no quiere salvarlo"! Pausa

4. Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria, tú mantienes erguida mi cabeza.

5. Invoco al Señor en alta voz y él me responde desde su santa Montaña.

6. Yo me acuesto y me duermo, y me despierto tranquilo porque el Señor me sostiene.

7. No temo a la multitud innumerable, apostada contra mí por todas partes.

8. ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! Tú golpeas en la mejilla a mis enemigos y rompes los dientes de los malvados.

9. ¡En ti, Señor, está la salvación, y tu bendición sobre tu pueblo! Pausa





“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina