pronađen 50 Rezultati za: sirios

  • Cuando los reyes aliados de Hadadézer se vieron derrotados por Israel, firmaron la paz con Israel y le quedaron sometidos. Y en adelante los sirios no se atrevieron a volver a ayudar a los amonitas. (II Samuel 10, 19)

  • Un carro por seiscientas monedas de plata, y un caballo por ciento cincuenta. Por el mismo precio los mercaderes se lo vendían también a los reyes hititas y sirios. (I Reyes 10, 29)

  • Se le juntaron unos desalmados y él se hizo jefe de la banda, mientras David derrotaba a los sirios; se apoderó de Damasco y se estableció allí como rey; (I Reyes 11, 24)

  • Cada uno mató al que se le puso delante. Los sirios se dieron a la fuga, perseguidos por los israelitas, y Ben Hadad, rey de Siria, logró salvarse a caballo con algunos jinetes. (I Reyes 20, 20)

  • Salió también el rey de Israel y se apoderó de caballos y de carros, asestando un recio golpe a los sirios. (I Reyes 20, 21)

  • Al cabo de un año Ben Hadad pasó revista a los sirios y fue a Afec a luchar contra Israel. (I Reyes 20, 26)

  • También los israelitas fueron revistados, y salieron a su encuentro. Los israelitas acamparon frente a ellos como dos hatillos de cabras, mientras los sirios llenaban el país. (I Reyes 20, 27)

  • Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros. Al séptimo día se entabló la batalla, y los israelitas mataron en un solo día cien mil infantes de los sirios. (I Reyes 20, 29)

  • Pero arreció tanto la lucha aquel día, que el rey de Israel siguió firme en su carro frente a los sirios y murió al atardecer: la sangre de la herida cayó al fondo del carro. (I Reyes 22, 35)

  • En una de sus incursiones, los sirios se llevaron de la tierra de Israel a una muchacha que fue a parar al servicio de la mujer de Naamán. (II Reyes 5, 2)

  • Pero el hombre de Dios mandó a decir al rey de Israel: "No pases por tal lugar, porque los sirios están allí emboscados". (II Reyes 6, 9)

  • Y cuando los sirios bajaban contra él, Eliseo oró al Señor de esta manera: "Ciega a esa gente". Y el Señor los dejó ciegos, como había pedido Eliseo. (II Reyes 6, 18)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina