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Me fueron arrebatados todos mis bienes; nada quedó sin confiscar para el tesoro real, salvo mi mujer Ana y mi hijo Tobías. (Tobías 1, 20)
Si el rey juzga conveniente publicar un decreto para exterminarlos, yo haré que se entreguen 10.000 talentos de plata a los intendentes, para que los ingresen en la cámara del tesoro.» (Ester 3, 9)
Mardoqueo le informó de todo cuanto había pasado y de la suma de dinero que Amán había prometido entregar al tesoro real por el exterminio de los judíos. (Ester 4, 7)
a los que ansían la muerte que no llega y excavan en su búsqueda más que por un tesoro, (Job 3, 21)
abrió su tesoro y dio a las tropas la soldada de un año con la orden de que estuviesen preparadas a todo evento. (I Macabeos 3, 28)
Entonces advirtió que se le había acabado el dinero del tesoro y que los tributos de la región eran escasos, debido a las revueltas y calamidades que él había provocado en el país al suprimir las leyes en vigor desde los primeros tiempos. (I Macabeos 3, 29)
«Tenemos detenido a tu hermano Jonatán por las deudas contraídas con el tesoro real en el desempeño de su cargo. (I Macabeos 13, 15)
y que se archivasen copias en el Tesoro a disposición de Simón y de sus hijos. (I Macabeos 14, 49)
Cuanto debes al tesoro real y cuanto en el futuro dejes a deber, te sea perdonado desde ahora para siempre. (I Macabeos 15, 8)
y le comunicó que el tesoro de Jerusalén, estaba repleto de riquezas incontables, hasta el punto de ser incalculable la cantidad de dinero, sin equivalencia con los gastos de los sacrificios, y que era posible que cayeran en poder del rey. (II Macabeos 3, 6)
Pero Heliodoro, en virtud de las órdenes del rey, mantenía de forma terminante que los bienes debían pasar al tesoro real. (II Macabeos 3, 13)
Estaba ya allí mismo con su guardia junto al Tesoro, cuando el Soberano de los Espíritus y de toda Potestad, se manifestó en su grandeza, de modo que todos los que con él juntos se habían atrevido a acercarse, pasmados ante el poder de Dios, se volvieron débiles y cobardes. (II Macabeos 3, 24)