pronađen 378 Rezultati za: oráculo/page/31/page/2/page/6
y le dijo: "Juro por mí mismo -oráculo del Señor- : porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, (Génesis 22, 16)
Y el hombre fue puesto bajo custodia, hasta tanto se pudiera tomar una decisión en virtud de un oráculo del Señor. (Levítico 24, 12)
y pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; (Números 24, 3)
oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos. (Números 24, 4)
Entonces pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; (Números 24, 15)
oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos. (Números 24, 16)
Cuando entró Ehúd, el rey se encontraba en la habitación de arriba, que era más fresca y estaba reservada para él solo. Ehúd le dijo: "Tengo que comunicarte un oráculo divino". El rey se levantó de su trono. (Jueces 3, 20)
Por eso, el Señor, el Dios de Israel, pronuncia este oráculo: Yo había dicho que tu familia caminaría siempre en mi presencia. Pero ahora -oráculo del Señor- ¡lejos de mí todo eso! Porque yo honro a los que me honran, pero los que me desprecian son humillados. (I Samuel 2, 30)
En aquella época, se buscaba el consejo de Ajitófel como un oráculo divino: tal era la estima que tenían por sus consejos tanto David como Absalón. (II Samuel 16, 23)
Estas son las últimas palabras de David: Oráculo de David, hijo de Jesé, oráculo del hombre elevado a lo alto, el ungido del Dios de Jacob y el cantor de los himnos de Israel. (II Samuel 23, 1)
¿No he visto ayer la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos? -oráculo del Señor-. Yo te daré tu merecido en este mismo campo -oráculo del Señor-. Ahora, levántalo y arrójalo en esta parcela, conforme a la palabra del Señor". (II Reyes 9, 26)
Se volverá por el mismo camino, sin entrar en esta ciudad -oráculo del Señor-. (II Reyes 19, 33)