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Cuando lleguen a su término los días de tu vida, a la hora de la muerte, reparte tu herencia. (Eclesiástico 33, 24)
Congrega a todas las tribus de Jacob, y entrégales su herencia, como al comienzo. (Eclesiástico 36, 10)
Pero su ira será la herencia de las naciones, igual que cuando él cambió las aguas en sal. (Eclesiástico 39, 23)
La herencia de los hijos de los pecadores va a la ruina, con su descendencia se perpetúa su infamia. (Eclesiástico 41, 6)
de hacer las cuentas con los compañeros de viaje, ni de compartir una herencia con otros; (Eclesiástico 42, 3)
Con su descendencia se perpetúa la rica herencia que procede de ellos. (Eclesiástico 44, 11)
Por eso, Dios le aseguró con un juramento que las naciones serían bendecidas en su descendencia, que lo multiplicaría como el polvo de la tierra, que exaltaría a sus descendientes como las estrellas, y les daría en herencia el país, desde un mar hasta el otro y desde el Río hasta los confines de la tierra. (Eclesiástico 44, 21)
La bendición de todos los hombres y la alianza las hizo descansar sobre la cabeza de Jacob; lo confirmó en las bendiciones recibidas y le dio la tierra en herencia; dividió el país en partes y las distribuyó entre las doce tribus. (Eclesiástico 44, 23)
Aumentó más todavía la gloria de Aarón, y le concedió una herencia: le asignó como parte las primicias de los primeros frutos y le aseguró, en primer lugar, el alimento en abundancia, (Eclesiástico 45, 20)
Pero en la tierra del pueblo, él no tiene herencia, ni hay parte para él en medio del pueblo, porque "Yo mismo soy tu parte y tu herencia". (Eclesiástico 45, 22)
Hubo también una alianza con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá; pero esa herencia real pasa del padre a uno solo de sus hijos, mientras que la de Aarón pasa a toda su descendencia. (Eclesiástico 45, 25)
Josué, hijo de Nun, fue valiente en la guerray sucesor de Moisés en el oficio profético. Haciendo honor a su nombre, se mostró grande para salvar a los elegidos, para castigar a los enemigos sublevados y poner a Israel en posesión de su herencia. (Eclesiástico 46, 1)