Trouvé 224 Résultats pour: ofrenda quemada

  • que mi oración suba hasta ti como el incienso, y mis manos en alto, como la ofrenda de la tarde. (Salmos 141, 2)

  • la mesa de los panes de la ofrenda, los vasos para las libaciones, las copas, los incensarios de oro, el cortinado y las coronas, y arrancó todo el decorado de oro que recubría la fachada del Templo. (I Macabeos 1, 22)

  • Una vez purificado el Templo, construyeron otro altar. Luego, sacando fuego del pedernal, ofrecieron un sacrificio, después de dos años de interrupción, y renovaron el incienso, las lámparas y los panes de la ofrenda. (II Macabeos 10, 3)

  • ¿de qué le sirve al ídolo la ofrenda si no puede comer ni gustar? Así pasa con el hombre perseguido por el Señor: (Eclesiástico 30, 19)

  • Ofrecer en sacrificio el fruto de la injusticia es presentar una ofrenda defectuosa, y los dones de los impíos no son aceptados. (Eclesiástico 34, 18)

  • Cuando la ofrenda del justo engrasa el altar, su fragancia llega a la presencia del Altísimo. (Eclesiástico 35, 5)

  • Ofrece el suave aroma y el memorial de harina, presenta una rica ofrenda, como si fuera la última. (Eclesiástico 38, 11)

  • Él lo eligió entre todos los vivientes para presentar al Señor la ofrenda, el incienso y el perfume como memorial, y para hacer la expiación en favor de su pueblo. (Eclesiástico 45, 16)

  • todos los hijos de Aarón en su esplendor, con la ofrenda del Señor en sus manos, delante de toda la asamblea de Israel. (Eclesiástico 50, 13)

  • Mientras oficiaba en los altares y disponía la ofrenda para el Altísimo todopoderoso, (Eclesiástico 50, 14)

  • El que es demasiado pobre para hacer esa ofrenda elige una madera que no se pudra y se busca un hábil artesano para erigir un ídolo que no se tambalee. (Isaías 40, 20)

  • En ti se congregarán todos los rebaños de Quedar, los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio: subirán como ofrenda aceptable sobre mi altar y yo glorificaré mi Casa gloriosa. (Isaías 60, 7)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina