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Él es tu gloria y tu Dios, y él realizó en tu favor esas tremendas hazañas de que fuiste testigo. (Deuteronomio 10, 21)
que te hará superior -en estima, en renombre y en gloria- a todas las naciones que hizo; y que serás un pueblo consagrado al Señor, como él te lo ha prometido. (Deuteronomio 26, 19)
Yo voy a proclamar el nombre del Señor: ¡den gloria a nuestro Dios! (Deuteronomio 32, 3)
Él es un toro primogénito: a él, la gloria; sus cuernos son cuernos de búfalo: con ellos embiste a los pueblos hasta los confines de la tierra. Así son las decenas de miles de Efraím, así son los millares de Manasés". (Deuteronomio 33, 17)
Josué dijo a Acán: "Hijo mío, da gloria al Señor, el Dios de Israel, y tribútale homenaje. Dime lo que has hecho, sin ocultarme nada". (Josué 7, 19)
Ella le dijo: "Yo iré contigo; pero entonces la gloria de la campaña que vas a emprender no será para ti, porque el Señor pondrá a Sísara en manos de una mujer". Débora fue a Quédes junto con Barac, (Jueces 4, 9)
Él levanta del polvo al desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los príncipes y darles en herencia un trono de gloria; porque del Señor son las columnas de la tierra y sobre ellas afianzó el mundo. (I Samuel 2, 8)
Y puso al niño el nombre de Icabod, diciendo: "La gloria ha sido desterrada de Israel", en alusión a la captura del Arca de Dios y a la muerte de su suegro y de su marido. (I Samuel 4, 21)
Hagan unas imágenes de los tumores y de los ratones que devastan el país, y den gloria al Dios de Israel. Tal vez así su mano no pese tanto sobre ustedes, sobre sus dioses y sobre su país. (I Samuel 6, 5)
Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá nadie como tú entre los reyes, durante toda tu vida. (I Reyes 3, 13)
de manera que los sacerdotes no pudieron continuar sus servicios a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la Casa. (I Reyes 8, 11)
Porque has derrotado a Edóm, tu corazón se ha engreído. ¡Disfruta de tu gloria, pero quédate en tu casa! ¿Para qué comprometerte en una guerra desastrosa y sucumbir, tú y Judá contigo?". (II Reyes 14, 10)