Trouvé 172 Résultats pour: historia de Moab/page/10

  • Esta es la historia de Noé. Noé fue en sus tiempo un hombre justo y que se portó bien en todo; Noé caminaba con Dios. (Génesis 6, 9)

  • La mayor dio a luz un hijo y lo llamó Moab: éste fue el padre de los moabitas, que todavía existen hoy. (Génesis 19, 37)

  • Murió Husam y reinó en su lugar Hadad, hijo de Badad, el cual derrotó a Madián en los campos de Moab. El nombre de su ciudad era Avit. (Génesis 36, 35)

  • Esta es la historia de la familia de Jacob. A los diecisiete años, José se dedicaba a cuidar ovejas. Siendo todavía un adolescente, ayudaba a los hijos de Bilá y de Zelfa, mujeres de su padre y por lo tanto, informaba a su padre sobre la mala reputación que sus hermanos tenían. (Génesis 37, 2)

  • los jefes de Edom vacilan y los generales de Moab se asustan, se angustian los pobladores de Canaán: (Exodo 15, 15)

  • Partieron de allí y acamparon en las Ruinas de los Abarim, en el desierto, al este de Moab, hacia el lado del sol naciente. (Números 21, 11)

  • Subieron de allí y acamparon más allá del Arnón. Ese torrente en el desierto era el límite del territorio de los Amoritas, pues el Arnón es la frontera de Moab, entre los moabitas y los amoritas. (Números 21, 13)

  • y la pendiente de la quebrada que baja hacia Ar, pegada a la frontera de Moab". (Números 21, 15)

  • y de Bamot al arroyo que está en la campiña de Moab, hacia el monte Pisgá, frente al desierto. (Números 21, 20)

  • Jesbón era la ciudad de Sijón, rey de los amoritas. Este había vencido al anterior rey de Moab y se había apoderado de su tierra hasta el Arnón. (Números 21, 26)

  • Porque ha salido un fuego de Jesbón, una llama de la ciudad de Sijón. ¡Devoró Ar Moab y los Baales de los lugares altos del Arnón! (Números 21, 28)

  • ¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Camón! Hizo huir a tus hijos y tus hijas fueron llevadas cautivas por Sijón, rey de los Amoritas. (Números 21, 29)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina