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Aquello que el Padre me ha dado es más fuerte que todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. (Evangelio según San Juan 10, 29)
Al decir esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!» (Evangelio según San Juan 11, 43)
Después se arrodilló y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado.» Y dicho esto, se durmió en el Señor. (Hecho de los Apóstoles 7, 60)
Saulo se mostraba cada vez más fuerte cuando demostraba que Jesús era el Mesías, y refutaba todas las objeciones de los judíos de Damasco. (Hecho de los Apóstoles 9, 22)
De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas. (Hecho de los Apóstoles 16, 26)
Pues las locuras de Dios tienen más sabiduría que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres. (1º Carta a los Corintios 1, 25)
Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para confundir lo que es fuerte. (1º Carta a los Corintios 1, 27)
Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte. (2º Carta a los Corintios 12, 10)
Se pusieron a gritar con voz muy fuerte: «Santo y justo Señor, ¿hasta cuándo vas a esperar a hacer justicia y tomar venganza por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?» (Apocalipsis 6, 10)
Entonces se abrió el Santuario de Dios en el Cielo y pudo verse el arca de la Alianza de Dios dentro del Santuario. Se produjeron relámpagos, fragor y truenos, un terremoto y una fuerte granizada. (Apocalipsis 11, 19)
Oí entonces una fuerte voz en el cielo que decía: Por fin ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios, y la soberanía de su Ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante nuestro Dios. (Apocalipsis 12, 10)
Un tercer ángel pasó después, clamando con voz fuerte: «Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y se deja marcar la frente o la mano, (Apocalipsis 14, 9)