Löydetty 501 Tulokset: obras de la carne/page/39

  • Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mientras dormía le quitó una de sus costillas, poniendo carne en su lugar. (Génesis 2, 21)

  • el cual exclamó: "Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada hembra porque ha sido tomada del hombre". (Génesis 2, 23)

  • Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y son los dos una sola carne. (Génesis 2, 24)

  • Si obraras bien, ¿no alzarías la cabeza?; en cambio, si obras mal, el pecado está a las puertas de tu casa y te acosa sin que puedas contenerlo". (Génesis 4, 7)

  • El Señor dijo: "Mi espíritu no permanecerá por siempre en el hombre, porque es de carne. Sus días serán ciento veinte años". (Génesis 6, 3)

  • Sólo una cosa no debéis comer: carne que tenga aún dentro su vida, esto es, su sangre. (Génesis 9, 4)

  • El esclavo nacido en la casa o comprado con dinero deberá ser circuncidado. Así mi pacto será en vuestra carne un pacto perpetuo. (Génesis 17, 13)

  • El varón incircunciso, al que no le haya sido cortada la carne de su prepucio, será borrado de su pueblo; ha violado mi pacto". (Génesis 17, 14)

  • Abrahán tomó a Ismael, su hijo; a todos los esclavos nacidos en su casa, a los comprados con su dinero; a todos los varones que había en su casa, y aquel mismo día circuncidó la carne de su prepucio, como Dios le había ordenado. (Génesis 17, 23)

  • Abrahán tenía noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio, (Génesis 17, 24)

  • Labán le dijo: "¡En verdad, tú eres hueso mío y carne mía!". Y Jacob se quedó con él. Pasado un mes, (Génesis 29, 14)

  • Vamos a vendérselo a los ismaelitas, y no pongamos nuestras manos en él; es nuestro hermano, es nuestra misma carne". Sus hermanos le hicieron caso. (Génesis 37, 27)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina