Löydetty 16 Tulokset: lucha de jacó

  • ¡Quién pusiera este pueblo en mis manos! Yo echaría a Abimélek y le diría: Refuerza tu ejército y sal a la lucha.» (Jueces 9, 29)

  • Pero los tiranos de los filisteos se irritaron contra él y le dijeron: «Manda regresar a ese hombre y que se vuelva al lugar que le señalaste. Que no baje con nosotros a la batalla, no sea que se vuelva contra nosotros durante la lucha. ¿Cómo se ganará éste el favor de su dueño mejor que con las cabezas de estos hombres? (I Samuel 29, 4)

  • De Zabulón, 50.000 aptos para salir a campaña, preparados para la batalla, provistos de todas las armas de guerra, audaces en la lucha, con corazón entero. (I Crónicas 12, 34)

  • Pon sobre él tu mano: ¡al recordar la lucha no tendrás ganas de volver! (Job 40, 32)

  • «No haya lucha entre vosotros y yo; iré a veros amistosamente con una pequeña escolta.» (I Macabeos 7, 28)

  • La lucha se encarnizó y cayeron muchos de uno y otro bando. (I Macabeos 9, 17)

  • Por eso, te elegimos hoy a ti para que, ocupando el lugar de tu hermano, seas nuestro jefe y guía en la lucha que sostenemos.» (I Macabeos 9, 30)

  • Simón le envió 2.000 hombres escogidos para ayudarle en la lucha, además de plata, oro y abundante material. (I Macabeos 15, 26)

  • Al ponerse el Todopoderoso de su parte en la lucha, dieron muerte a más de 9.000 enemigos, hirieron y mutilaron a la mayor parte del ejército de Nicanor, y a todos los demás los pusieron en fuga. (II Macabeos 8, 24)

  • Por orden de su jefe, salieron inmediatamente de allí y trabaron lucha con ellos junto al pueblo de Dessáu. (II Macabeos 14, 16)

  • presente, la imitan, ausente, la añoran; en la eternidad, ceñida de una corona, celebra su triunfo porque venció en la lucha por premios incorruptibles. (Sabiduría 4, 2)

  • El año tercero de Ciro, rey de Persia, una palabra fue revelada a Daniel, por sobrenombre Beltsassar. Palabra verdadera: gran lucha. El comprendió la palabra; le fue dada en visión su inteligencia. (Daniel 10, 1)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina