Löydetty 57 Tulokset: amén/page/3/page/3/page/3

  • bendiciones de espigas y de frutos, amén de las bendiciones de los montes seculares, y el anhelo de los collados eternos. ¡Sean para la cabeza de José, y para la frente del consagrado entre sus hermanos! (Génesis 49, 26)

  • Que entren estas aguas de maldición en tus entrañas, para que inflen tu vientre y hagan languidecer tus caderas." Y la mujer responderá: "¡Amén, amén!" (Números 5, 22)

  • Maldito el hombre que haga un ídolo esculpido o fundido, abominación de Yahveh, obra de manos de artífice, y lo coloque en un lugar secreto. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 15)

  • Maldito quien desprecie a su padre o a su madre. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 16)

  • Maldito quien desplace el mojón de su prójimo. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 17)

  • Maldito quien desvíe a un ciego en el camino. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 18)

  • Maldito quien tuerza el derecho del forastero, el huérfano o la viuda. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 19)

  • Maldito quien se acueste con la mujer de su padre, porque descubre el borde del manto de su padre. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 20)

  • Maldito quien se acueste con cualquier bestia. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 21)

  • Maldito quien se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 22)

  • Maldito quien se acueste con su suegra. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 23)

  • Maldito quien mate a traición a su prójimo. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 24)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina