Löydetty 81 Tulokset: árboles
y el resto de los árboles de su bosque será un número tan reducido que un niño los podrá anotar. (Isaías 10, 19)
¡Miren! El Señor, el Señor de los ejércitos, desgaja con ímpetu el ramaje: los árboles más altos son talados, los más elevados, abatidos; (Isaías 10, 33)
Él en efecto, cortó algún cedro, o tomó un roble y una encina que había dejado crecer entre los árboles del bosque, o plantó un abeto que luego la lluvia hizo crecer. (Isaías 44, 14)
¡Griten de alegría, cielos, porque el Señor ha obrado; aclamen, profundidades de la tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, y tú, bosque, con todos tus árboles! Porque el Señor ha redimido a Jacob y manifiesta su esplendor en Israel. (Isaías 44, 23)
Sí, ustedes saldrán gozosamente y serán conducidos en paz; al paso de ustedes, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de alegría, y aplaudirán todos los árboles del campo. (Isaías 55, 12)
no edificarán para que habite otro ni plantarán para que coma un extraño, porque mi pueblo vivirá tanto como los árboles y mis elegidos disfrutarán de la obra de sus manos. (Isaías 65, 22)
Porque así habla el Señor de los ejércitos: ¡Talen sus árboles, levanten terraplenes contra Jerusalén! ¡Es la ciudad de la mentira, dentro de ella, todo es opresión! (Jeremías 6, 6)
Por eso, así habla el Señor: Miren que mi ira y mi furor se van a derramar sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles de los campos y los frutos del suelo: ¡arderá mi furor y no se extinguirá! (Jeremías 7, 20)
Hijo de hombre, ¿en qué aventaja la leña de la vid a la de cualquier otra rama de los árboles del bosque? (Ezequiel 15, 2)
Por eso, así habla el Señor: como a la leña de la vid, entre los árboles del bosque, la arrojé al fuego para que se consuma, así arrojo a los habitantes de Jerusalén. (Ezequiel 15, 6)
Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago secar al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré. (Ezequiel 17, 24)
Las aguas lo hicieron crecer y el océano subterráneo lo elevó, haciendo correr sus ríos en torno del lugar donde estaba plantado, y enviando sus canales a todos los árboles del campo. (Ezequiel 31, 4)