Löydetty 70 Tulokset: copa

  • Tampoco se repartirá pan en los velorios, ni se ofrecerá vino para consolar a los deudos. Nadie servirá a los hijos la copa del consuelo el día de la muerte de sus padres. (Jeremías 16, 7)

  • Pues también caerán bajo el dominio de naciones más poderosas y de grandes reyes, y les pagaré según sus actos y según la obra que hicieron sus manos. Visión de la copa de la ira divina. Lo que profetizó Jeremías contra todas las naciones: (Jeremías 25, 14)

  • Yavé, Dios de Israel, me habló de esta manera: «Toma esta copa de vino y pásasela a todas las naciones a las que te voy a enviar, (Jeremías 25, 15)

  • Recibí la copa que me entregaba Yavé, y se la di a beber a todas las naciones a las que me envió: (Jeremías 25, 17)

  • Y si se niegan a tomar de la copa que tú les presentes, les dirás: Esto les dice Yavé: Ustedes tienen que beber, (Jeremías 25, 28)

  • Porque así habla Yavé: Los que no debían haber tomado de esa copa fueron obligados a beber, y tú, ¿quieres que no te castiguen? !No quedarás sin castigo, sino que tendrás también que tomar! (Jeremías 49, 12)

  • Babilonia era una copa de oro en manos de Yavé que embriagó al mundo entero, ya que todas las naciones tomaron vino en ella y perdieron la razón. (Jeremías 51, 7)

  • ¡Regocíjate, alégrate, Hija de Edom, que habitas en el país de Us! También a ti te llegará la copa: te embriagarás y te desnudarás. (Lamentaciones 4, 21)

  • Les dirás: Esta es una palabra de Yavé: El gran águila de amplias alas, de largo plumaje, con sus plumas multicolores, llegó al Líbano: se subió a la copa del cedro. (Ezequiel 17, 3)

  • Ya que seguiste el camino de tu hermana, pondré también en tu mano su copa. (Ezequiel 23, 31)

  • Esto dice Yavé: Beberás la copa de tu hermana, una copa ancha y honda, de gran capacidad. (Ezequiel 23, 32)

  • Quedarás saturada de embriaguez y de angustia porque la copa de tu hermana sólo contiene desolaciones. (Ezequiel 23, 33)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina