Löydetty 98 Tulokset: Reina Ester
Diariamente se paseaba él por delante de la casa de las mujeres para saber cómo estaba Ester e informarse de lo que le sucedía. (Ester 2, 11)
A fines de diciembre del séptimo año del reinado de Asuero le tocó a Ester, la hija adoptiva del Mardoqueo, presentarse en la mansión del rey. (Ester 2, 15)
Apenas la divisó el rey se enamoró de ella, pues le gustó más que todas las otras jóvenes, y como muestra de su cariño puso sobre su cabeza la corona real, coronándola por reina en vez de Vasti. (Ester 2, 17)
Después, como homenaje a Ester, dio el rey un gran banquete a todos sus ministros y funcionarios, decretó un día feriado para todas las provincias y repartió regalos a manos llenas. (Ester 2, 18)
Cuando Ester pasó a vivir en el harén del rey, (Ester 2, 19)
Mardoqueo informó de ello a la reina Ester y ésta, a su vez, se lo contó al rey como si fuese un recado de Mardoqueo. Hechas las averiguaciones del caso, se comprobó que era cierta la denuncia. (Ester 2, 22)
Sus damas de compañía y sus sirvientes le contaron a Ester lo que estaba haciendo Mardoqueo. Ella se angustió mucho y le mandó a su tío ropas para que se las pusiera en vez del saco. (Ester 4, 4)
Le entregó, después, una copia de la condenación a muerte de los judíos, que había sido publicada en Susa, para que se la pasara a Ester y ésta la leyera. También le pedía a Ester que fuera a hablar con el rey para interceder por su pueblo y conseguir la revocación del edicto. «Acuérdate, le decía, de cuando vivías humildemente y de que yo te daba de comer con mi mano. Pues has de saber que Amán, el segundo del reino, le ha pedido al rey que nos condene a muerte. Invoca al Señor, habla por nosotros al rey, líbranos de la muerte.» (Ester 4, 8)
Volvió Hatac donde Ester y le contó lo que le había dicho Mardoqueo. (Ester 4, 9)
En respuesta, la reina envió esta nota a Mardoqueo: (Ester 4, 10)
Al leer Mardoqueo la respuesta de Ester, le contestó: (Ester 4, 12)
Muy por el contrario, pues si tú persistes en no hablar ahora que puedes hacerlo, ya llegarán por otro lado a los judíos su salvación y liberación, y en cambio morirás tú con toda tu familia. Quién sabe si, tal vez, en vista de una circunstancia como ésta, tú llegaste a ser reina» (Ester 4, 14)