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  • de treinta a cincuenta años, aptos para hacer su servicio en la tienda de la reunión; (Números 4, 39)

  • Éste fue el número de los descendientes de Guersón aptos para prestar su servicio en la tienda de la reunión, según el censo hecho por Moisés y Aarón por orden del Señor. (Números 4, 41)

  • de treinta a cincuenta años, aptos para prestar su servicio en la tienda de la reunión; (Números 4, 43)

  • desde los treinta a los cincuenta años, aptos para hacer su servicio en la tienda de la reunión, (Números 4, 47)

  • Este censo se hizo por orden del Señor y bajo la dirección de Moisés, asignando a la vez a cada uno el respectivo servicio y cargo, tal y como el Señor había ordenado a Moisés. (Números 4, 49)

  • "Tómalos de su mano y destínalos al servicio de la tienda de la reunión; se los darás a los hijos de Leví para que los usen, cada uno según sus funciones". (Números 7, 5)

  • No dio ninguno a los hijos de Quehat, porque éstos estaban al servicio de las cosas santas y debían llevarlas sobre los hombros. (Números 7, 9)

  • Aarón, en nombre de los israelitas, ofrecerá los levitas al Señor haciendo el rito de presentación, para que entren al servicio del Señor. (Números 8, 11)

  • y los he puesto a las órdenes de Aarón y sus hijos, como personas donadas a ellos de entre los israelitas, para que hagan el servicio de los israelitas en la tienda de la reunión, y hagan sobre ellos el rito de absolución y no sean castigados por acercarse al santuario". (Números 8, 19)

  • Los levitas fueron entonces admitidos en el servicio de la tienda de la reunión en presencia de Aarón y sus hijos. Se hizo con los levitas tal y como el Señor había ordenado a Moisés. (Números 8, 22)

  • "Los levitas, a partir de los veinticinco años, entrarán a prestar su servicio en la tienda de la reunión. (Números 8, 24)

  • ayudarán a sus hermanos en la guarda de la tienda de la reunión, pero no prestarán su servicio. Así has de proceder en lo que se refiere a los servicios de los levitas". (Números 8, 26)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina