Fundar 243 Resultados para: fuerza divina
Sansón le contestó: "Si me atasen con siete cuerdas humedecidas, sin dejarlas secar, perdería mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera". (Jueces 16, 7)
Tenía gentes escondidas en su habitación, y le gritó: "¡Sansón, los filisteos!". Él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa quemado, y así no se conoció el secreto de su fuerza. (Jueces 16, 9)
Él respondió: "Si me atasen fuertemente con sogas nuevas que nunca se hayan usado, perdería mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera". (Jueces 16, 11)
Dalila dijo a Sansón: "Te has burlado de mí, me has mentido. Dime cómo habría que atarte". Él respondió: "Si me entretejes las siete trenzas de mi cabeza con hilos y las sujetas con un clavo de tejedor, perdería mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera". (Jueces 16, 13)
Ella le durmió y entretejió las siete trenzas de su cabeza con hilos y las sujetó con un clavo de tejedor, y gritó: "¡Sansón, los filisteos!". Él se despertó y arrancó los hilos y el clavo de tejedor. Y así no se conoció el secreto de su fuerza. (Jueces 16, 14)
Dalila le dijo: "¡No digas que me amas cuando tu corazón no está conmigo! Por tres veces te has burlado de mí y no me dices el secreto de tu extraordinaria fuerza". (Jueces 16, 15)
le dijo la verdad: "No me he cortado nunca el cabello, porque estoy consagrado a Dios desde el vientre de mi madre. Si me lo cortasen, perdería toda mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera". (Jueces 16, 17)
Ella durmió a Sansón sobre sus rodillas y llamó a un hombre, que le cortó las siete trenzas de su cabeza. Entonces él comenzó a perder su fuerza hasta que la perdió por completo. (Jueces 16, 19)
Sansón palpó las dos columnas centrales sobre las que descansaba el edificio, e hizo fuerza sobre ellas, sobre una con la mano derecha y sobre la otra con la mano izquierda. (Jueces 16, 29)
Él guarda los pasos de sus fieles, mientras que los malvados perecerán en las tinieblas, pues no es por la fuerza como vence el hombre. (I Samuel 2, 9)
El Señor aniquila a sus contrarios, el altísimo truena desde el cielo; el Señor juzga los confines de la tierra, dará fuerza a su rey y levantará la frente de su ungido". (I Samuel 2, 10)
Y si alguno le decía: "Primero deben quemarse las grasas; después toma lo que quieras", respondía: "No, dámelo ahora; si no, lo tomaré por la fuerza". (I Samuel 2, 16)