Fundar 17 Resultados para: escándalo

  • Por eso también habrá una visita para los ídolos de las naciones, porque son una abominación entre las criaturas de Dios, un escándalo para las almas de los hombres, un lazo para los pies de los insensatos. (Sabiduría 14, 11)

  • Ante tus ojos pone dulce su boca, y por tus palabras muestra admiración; mas después cambia de lenguaje, y con tus palabras anda dando escándalo. (Eclesiástico 27, 23)

  • Será un santuario y piedra de tropiezo y peña de escándalo para entrambas Casas de Israel; lazo y trampa para los moradores de Jerusalén. (Isaías 8, 14)

  • ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!» (Mateo 11, 6)

  • Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres! (Mateo 16, 23)

  • Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.» (Mateo 17, 27)

  • ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene! (Mateo 18, 7)

  • ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!» (Lucas 7, 23)

  • como dice la Escritura: He aquí que pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de escándalo; mas el que crea en él, no será confundido. (Romanos 9, 33)

  • Dejemos, por tanto, de juzgarnos los unos a los otros: juzgad más bien que no se debe poner tropiezo o escándalo al hermano. - (Romanos 14, 13)

  • No vayas a destruir la obra de Dios por un alimento. Todo es puro, ciertamente, pero es malo comer dando escándalo. (Romanos 14, 20)

  • nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; (I Corintios 1, 23)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina