Fundar 71 Resultados para: Devolución de la propiedad

  • Estos son los jefes de la provincia que se establecieron en Jerusalén y en las ciudades de Judá; Israel, sacerdotes, levitas, donados e hijos de los siervos de Salomón, vivían en sus ciudades, cada uno en su propiedad. (Nehemías 11, 3)

  • Dame una palabra seductora para herir y matar a los que traman duras decisiones contra tu alianza, contra tu santa Casa y contra el monte Sión y la casa propiedad de tus hijos. (Judit 9, 13)

  • Pídeme, y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra. (Salmos 2, 8)

  • Pues Yahveh se ha elegido a Jacob, a Israel, como su propiedad. (Salmos 135, 4)

  • le envió una fíbula de oro, como es costumbre conceder a los parientes de los reyes, y le dio en propiedad Acarón y todo su territorio. (I Macabeos 10, 89)

  • Pero luego - ¡mala pena que se toma! - de la misma arcilla modela una vana divinidad. Y la modela él, que poco ha nació de la tierra y que pronto habrá de volver a la tierra de donde fue sacado, cuando le reclamen la devolución de su alma. (Sabiduría 15, 8)

  • Rencor e ira son también abominables, esa es la propiedad del pecador. (Eclesiástico 27, 30)

  • Donde no hay valla, la propiedad es saqueada, donde no hay mujer, gime un hombre a la deriva. (Eclesiástico 36, 25)

  • Después de haber entregado la escritura de propiedad a Baruc, hijo de Neriyías, oré a Yahveh diciendo: (Jeremías 32, 16)

  • No tendrán heredad alguna: yo seré su heredad. No les daréis propiedad en Israel: yo seré su propiedad particular. (Ezequiel 44, 28)

  • Un terreno de veinticinco mil codos de largo por diez mil de ancho será reservado a los levitas, servidores de la Casa, en propiedad, con ciudades para vivir. (Ezequiel 45, 5)

  • Y como propiedad de la ciudad fijaréis un terreno de cinco mil codos de ancho por veinticinco mil de largo, junto a la parte reservada del santuario: esto será para toda la casa de Israel. (Ezequiel 45, 6)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina