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El escriba Semaías, hijo de Natanael, uno de los levitas, los inscribió en presencia del rey y de los jefes, y en presencia del sacerdote Sadoc, de Ajimélec, hijo de Abiatar, y de los jefes de las familias sacerdotales y levíticas. Se echaba la suerte, una vez por Itamar y dos veces por Eleazar. (I Crónicas 24, 6)
También ellos, igual que sus hermanos, los hijos de Aarón, participaron del sorteo en presencia del rey David, de Sadoc, de Ajimélec, y de los jefes de las familias sacerdotales y levíticas. En cada familia, el jefe fue tratado de la misma manera que su hermano menor. (I Crónicas 24, 31)
Además, conforme a las disposiciones de su padre David, asignó a las clases sacerdotales sus respectivas funciones; estableció en sus cargos a los levitas, para cantar alabanzas y oficiar en presencia de los sacerdotes, según el rito de cada día; y a los porteros, según sus clases, los encargó de cada una de las puertas, porque así lo había mandado David, el hombre de Dios. (II Crónicas 8, 14)
El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, con sus vestiduras reales, sobre la explanada que está a la entrada de la puerta de Samaría, mientras todos los profetas vaticinaban delante de ellos. (II Crónicas 18, 9)
Y el rey de Israel dijo a Josafat: "Yo me voy a disfrazar para entrar en batalla, pero tú quédate con tus vestiduras". El rey de Israel se disfrazó, y entraron en combate. (II Crónicas 18, 29)
Y al ver al rey de pie sobre el estrado, junto a la entrada, a los jefes y las trompetas junto al rey, a todo el pueblo que estaba de fiesta y tocaba las trompetas, y a los cantores que dirigían las aclamaciones con sus instrumentos musicales, rasgó sus vestiduras y gritó: "¡Traición! ¡Traición!". (II Crónicas 23, 13)
Él tenía bajo sus órdenes a Eden, Miniamín, Josué, Semaías, Amarías y Secanías, repartidos permanentemente en las ciudades sacerdotales para proveer a sus hermanos, tanto pequeños como grandes, según sus clases: (II Crónicas 31, 15)
Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras, (II Crónicas 34, 19)
Porque tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Dios al oír sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; porque te has humillado delante de mí, has rasgado tus vestiduras y has llorado en mi presencia, también yo he escuchado -oráculo del Señor- . (II Crónicas 34, 27)
Según sus posibilidades, entregaron al tesoro del culto 61.000 dracmas de oro, 5.000 minas de plata y 100 túnicas sacerdotales. (Esdras 2, 69)
Entre los miembros de las familias sacerdotales que se habían casado con mujeres extranjeras, estaban los siguientes: entre los hijos de Josué, hijo de Josadac, y entre sus hermanos: Maasías, Eliezer, Iarib y Guedalías. (Esdras 10, 18)
Algunos jefes de familia hicieron ofrendas voluntarias para la obra. El gobernador entregó al Tesoro 1.000 monedas de oro, 50 copas, 30 túnicas sacerdotales y 500 minas de plata. (Nehemías 7, 69)