Fundar 110 Resultados para: cedro del Líbano
El Líbano no bastaría para encender fogatas, sus animales no bastarían para los holocaustos. (Isaías 40, 16)
Él en efecto, cortó algún cedro, o tomó un roble y una encina que había dejado crecer entre los árboles del bosque, o plantó un abeto que luego la lluvia hizo crecer. (Isaías 44, 14)
Hasta ti llegará la gloria del Líbano, con el ciprés, el olmo y el abeto, para glorificar el lugar de mi Santuario, para honrar el lugar donde se posan mis pies. (Isaías 60, 13)
¿Abandona las cuestas rocosas la nieve del Líbano? ¿Se agotan las aguas de las montañas, frescas y fluyentes? (Jeremías 18, 14)
Porque así habla el Señor acerca de la casa real de Judá: Tú eras para mí como Galaad, como una cumbre del Líbano, pero juro que te convertiré en un desierto, en una ciudad deshabitada. (Jeremías 22, 6)
¡Ay del que dice: "Me edificaré una casa espaciosa, con pisos altos bien aireados", y luego le abre ventanas, la recubre de cedro y la pinta de rojo vivo! (Jeremías 22, 14)
¿Eres acaso rey porque ostentas la mejor madera de cedro? ¿Acaso tu padre no comía y bebía? Pero también practicaba el derecho y la justicia, y entonces todo le iba bien. (Jeremías 22, 15)
¡Sube hasta el Líbano y grita, levanta tu voz en Basán, grita desde los Abarím, porque todos tus amantes han sido destrozados! (Jeremías 22, 20)
Tú, que habitas en el Líbano, que anidas entre los cedros, ¡cómo gemirás cuando te asalten los dolores y un temblor como de parturienta! (Jeremías 22, 23)
Tú dirás: Así habla el Señor: El águila grande, de grandes alas y largas plumas, de espeso plumaje, lleno de colorido, llegó hasta el Líbano y tomó la copa de un cedro. (Ezequiel 17, 3)
Así habla el Señor: Yo también tomaré la copa de un gran cedro, cortaré un brote de la más alta de sus ramas, y lo plantaré en una montaña muy elevada: (Ezequiel 17, 22)
lo plantaré en la montaña más alta de Israel. Él echará ramas y producirá frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán en él, habitarán a la sombra de sus ramas. (Ezequiel 17, 23)