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Una vez terminado el consejo, Nabucodonosor, rey de los asirios, llamó a Holofernes, general en jefe de su ejército y segundo después de él, y le dijo: (Judit 2, 4)
Apenas se alejó de la presencia de su señor, Holofernes convocó a todos los generales, oficiales y capitanes del ejército asirio. (Judit 2, 14)
Holofernes avanzó con todo su ejército, para preceder al rey Nabucodonosor y cubrir toda la superficie de la tierra, hacia Occidente, con sus carros de guerra, sus jinetes y sus soldados escogidos. (Judit 2, 19)
Desde allí, Holofernes penetró en la región montañosa con todo su ejército de soldados, jinetes y carros de guerra. (Judit 2, 22)
Aquellos hombres se presentaron ante Holofernes y le transmitieron su mensaje. (Judit 3, 5)
Así llegó Holofernes frente a Esdrelón, en las inmediaciones de Dotaim, que está ante las montañas de Judea. (Judit 3, 9)
Los israelitas que habitaban en Judea se enteraron de la manera cómo Holofernes, general en jefe de Nabucodonosor, rey de los asirios, había tratado a aquellos pueblos y cómo había devastado sus santuarios, entregándolos luego a la destrucción. (Judit 4, 1)
Un pánico indescriptible cundió entre ellos ante la presencia de Holofernes y temblaron por la suerte de Jerusalén y la del Templo del Señor, su Dios. (Judit 4, 2)
Cuando informaron a Holofernes, general en jefe del ejército de Asiria, que los israelitas se habían preparado para la guerra, y habían bloqueado los desfiladeros de la montaña, fortificando todas las cimas de las altas montañas y levantando parapetos en las llanuras, (Judit 5, 1)
Apenas Ajior terminó de pronunciar estas palabras, toda la multitud que estaba alrededor de la tienda de campaña hizo oír un murmullo de protesta. Los oficiales de Holofernes, y todos los habitantes del litoral y de Moab querían hacerlo pedazos. (Judit 5, 22)
¡Subamos, y ellos serán un bocado para todo tu ejército, Holofernes, señor nuestro!". (Judit 5, 24)
Cuando se apaciguó el tumulto de los que rodeaban al Consejo, Holofernes, general en jefe de las fuerzas asirias, increpó a Ajior en presencia de la multitud de extranjeros y de todos los moabitas, diciéndole: (Judit 6, 1)