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  • Contempla la obra de Dios: ¿quién podrá enderezar lo que él ha curvado? En los días felices disfruta de la felicidad, y en el día de la desgracia, abre los ojos: Dios los ha dispuesto a ambos de tal manera que nadie pueda saber cuál será su fin. (Eclesiastés (Qohelet) 7, 13)

  • Observé la obra de Dios en su conjunto: el hombre no puede encontrarle un sentido a la obra que se hace bajo el sol. Por más que el hombre se fatigue y busque, nada encuentra, e incluso cuando el sabio pretende saber, no ha encontrado nada. (Eclesiastés (Qohelet) 8, 17)

  • Tú no sabes por dónde llegó el espíritu al niño en el vientre de la mujer embarazada: otro tanto ignoras la obra de Dios tomada en su conjunto. (Eclesiastés (Qohelet) 11, 5)

  • Sí, ay de aquellos que rechazan la sabiduría y la disciplina: ¡para ellos toda esperanza es vana, todo esfuerzo inútil, toda obra estéril! (Sabiduría 3, 11)

  • Los restos de la obra los emplea para cocer su comida y así recuperar sus fuerzas. (Sabiduría 13, 12)

  • ¡la obra será destruida junto con el artesano! (Sabiduría 14, 10)

  • El insensato echa a perder una buena obra con sus críticas, el regalo de un hombre mezquino hace que se llenen de lágrimas los ojos. (Sirácides (Eclesiástico) 18, 18)

  • Lo mismo pasa con cualquier obrero o artesano que trabaja día y noche, con los que graban los sellos y se esfuerzan por variar el diseño. Toda su atención está puesta en el trabajo que hacen, y pasan las noches en vela perfeccionando su obra. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 27)

  • Otro tanto ocurre con el herrero sentado junto al yunque, ocupado totalmente en fierro que forja mientras literalmente se derrite por el ardor del fuego. Tiene que protegerse de la fragua y del ruido del martillo que le rompe los tímpanos. Toda su atención está centrada en hacer un trabajo perfecto y se queda hasta altas horas de la noche embelleciendo su obra. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 28)

  • Basta que hable para que todo lo que desea se realice, nadie puede detener su obra de salvación. (Sirácides (Eclesiástico) 39, 18)

  • Así como el sol ilumina todo lo que está a la vista, así la obra del Señor está llena de su gloria. (Sirácides (Eclesiástico) 42, 16)

  • Desde que el sol aparece va proclamando: "¡Soy un objeto admirable, una obra del Altísimo!" (Sirácides (Eclesiástico) 43, 2)


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