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  • El comienzo de la soberbia en el hombre es apartarse del Señor y no tomar más en cuenta a su Creador. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 12)

  • Cuando el rico tiene problemas, son muchos lo que vienen a ayudarlo; puede decir tonterías y le hallarán que tiene razón. Cuando el pobre comete un error, le llaman la atención, si dice cosas sensatas, nadie se las toma en cuenta. (Sirácides (Eclesiástico) 13, 22)

  • Conversa con tu prójimo, porque a menudo no son más que calumnias: no creas todo lo que se cuenta. (Sirácides (Eclesiástico) 19, 15)

  • El que se venga experimentará la venganza del Señor: él le tomará rigurosa cuenta de todos sus pecados. (Sirácides (Eclesiástico) 28, 1)

  • Cuenta y pesa las cosas que entregas; anota por escrito lo que das y lo que recibes. (Sirácides (Eclesiástico) 42, 7)

  • Siete mujeres se pelearán por un solo hombre en ese día, y le suplicarán: «Nos alimentaremos por nuestra cuenta, y lo mismo nos vestiremos nosotras, permítenos solamente llevar tu apellido, para salvar así nuestra honra.» (Isaías 4, 1)

  • Todos los países son como nada delante de él, valen un cero, no se toman en cuenta. (Isaías 40, 17)

  • Y se quejan: «¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos humillamos y tú no lo tomas en cuenta?» Porque en los días de ayuno ustedes se dedican a sus negocios y obligan a trabajar a sus obreros. (Isaías 58, 3)

  • Miré y me di cuenta que no había un alma, y que todos los pájaros del cielo se habían ido. (Jeremías 4, 25)

  • El profeta que ha tenido un sueño cuenta su sueño, pero el que ha recibido mi palabra transmite mi palabra de verdad. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?, dice Yavé. (Jeremías 23, 28)

  • Si bien me he descarriado, ahora me arrepiento, me doy cuenta y me golpeo el pecho. Estoy avergonzado y confundido, pues pesa sobre mí mi infame juventud.» (Jeremías 31, 19)

  • Pues bien, esto es lo que afirma ahora Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Yo voy a mandar sobre Judá y sobre los habitantes de Jerusalén toda suerte de calamidades con que los había amenazado, porque les avisé y no lo tomaron en cuenta, los llamé y no me respondieron. (Jeremías 35, 17)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina