Fundar 13 Resultados para: abominable

  • No te acostarás con un hombre como se hace con una mujer: esto es una cosa abominable. (Levítico 18, 22)

  • No te acostarás con un animal: la mancha te quedaría. Tampoco la mujer se dejará cubrir por un animal: esto es una cosa abominable. (Levítico 18, 23)

  • Los tendrás por cosa abominable, porque, de hecho, son «anatema», o sea, maldición. (Deuteronomio 7, 26)

  • Su proceder fue muy abominable, ya que seguía a los repugnantes ídolos, igual que los amorreos, a quienes Yavé quitó el país para dárselo a Israel. (1 Reyes 21, 26)

  • ¡cuánto menos ese ser abominable y corrompido, el hombre, que bebe la maldad como el agua! (Job 15, 16)

  • En el año ciento cuarenta y cinco, el día quince del mes de Casleu, Antíoco levantó, sobre el altar del templo, el «abominable ídolo de los invasores». Construyeron también altares a través de todo el país de Judea. (1 Macabeos 1, 54)

  • para que purificaran el Templo y llevaran las piedras del abominable altar de los paganos a un lugar inmundo. (1 Macabeos 4, 43)

  • Supo que los judíos habían destruido el abominable ídolo erigido por él sobre el altar de Jerusalén y habían levantado nuevamente las murallas del Templo a la misma altura que las anteriores; además habían fortificado la ciudad de Betsur. (1 Macabeos 6, 7)

  • El orgullo es tan odioso al Señor como a los hombres; para él como para los demás la injusticia es abominable. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 7)

  • Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia, ten horror de lo que es abominable. (Sirácides (Eclesiástico) 17, 26)

  • Aquel príncipe impondrá su ley a gran parte del pueblo durante una semana. Durante la mitad de una semana hará cesar los sacrificios y las ofrendas. El devastador colocará el abominable ídolo en el Templo, hasta que la ruina decretada por Dios caiga sobre el devastador. (Daniel 9, 27)

  • Mandará parte de sus fuerzas a profanar el santuario-fortaleza; suprimirán el sacrificio perpetuo y pondrán allí el abominable idolo del devastador. (Daniel 11, 31)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina