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  • Aarón engendró a Nadab y Abihú, a Eleazar e Itamar. (Números 26, 60)

  • Estos fueron los revistados por Moisés y el sacerdote Eleazar. Revistaron a los israelitas en las Estepas de Moab, cerca del Jordán a la altura de Jericó. (Números 26, 63)

  • Se presentaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, a los principales y a toda la comunidad, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y dijeron: (Números 27, 2)

  • y colócalo delante del sacerdote Eleazar y delante de toda la comunidad para darle órdenes en presencia de ellos (Números 27, 19)

  • Que se presente al sacerdote Eleazar y que éste consulte acerca de él, según el rito del Urim, delante de Yahveh. A sus órdenes saldrán y a sus órdenes entrarán él y todos los israelitas, toda la comunidad.» (Números 27, 21)

  • Moisés hizo como le había mandado Yahveh: tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la comunidad. (Números 27, 22)

  • Moisés envió al combate mil por cada tribu, y con ellos a Pinjás, hijo del sacerdote Eleazar, que llevaba en su mano los objetos sagrados y las trompetas del clamoreo. (Números 31, 6)

  • y llevaron los cautivos, la presa y el botín ante Moisés, ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad de los israelitas, al campamento, en las Estepas de Moab, que están cerca del Jordán, a la altura de Jericó. (Números 31, 12)

  • Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los principales de la comunidad salieron a su encuentro hasta fuera del campamento. (Números 31, 13)

  • Dijo el sacerdote Eleazar a los hombres de la tropa que habían ido a la guerra: «Este es el precepto de la Ley que ordenó Yahveh a Moisés. (Números 31, 21)

  • «Sacad la cuenta, tú, el sacerdote Eleazar y los principales de las familias de la comunidad, del botín y de los cautivos, hombres y bestias. (Números 31, 26)

  • Lo tomarás de la mitad que les corresponde y se lo darás al sacerdote Eleazar, como reserva para Yahveh. (Números 31, 29)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina