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recordamos ante Dios, nuestro Padre, su fe que produce frutos, su amor que sabe actuar, su espera de Cristo Jesús, nuestro Señor, que no se desanima. (1º Carta a los Tesalonicenses 1, 3)
Que el Señor los haga crecer más y más en el amor que se tienen unos a otros y en el amor para con todos, imitando el amor que sentimos por ustedes. (1º Carta a los Tesalonicenses 3, 12)
En cuanto al amor mutuo de hermanos, no necesitan que les escriba, ya que Dios mismo les enseñó a amarse unos a otros. (1º Carta a los Tesalonicenses 4, 9)
Nosotros, en cambio, por ser del día, permanezcamos despiertos; revistámonos de la fe y del amor como de una coraza, y sea nuestro casco la esperanza de la salvación. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 8)
Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo por ustedes, hermanos. Es justo hacerlo, ya que siguen progresando en la fe y crece el amor de cada uno a los hermanos. (2º Carta a los Tesalonicenses 1, 3)
para engañar y pervertir a todos los que han de perderse, a los que no aceptaron el amor de la verdad que los habría salvado. (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 10)
El fin de nuestra predicación es al amor que procede de una mente limpia, de una conciencia recta y de una fe sincera. (1º Carta a Timoteo 1, 5)
y la gracia de nuestro Señor vino sobre mí muy abundante junto con la fe y el amor cristiano. (1º Carta a Timoteo 1, 14)
Se salvará, por supuesto, gracias a la maternidad, con tal de que lleve una vida ordenada, perseverando en la fe, el amor y la obra de santificación. (1º Carta a Timoteo 2, 15)
Los que tienen amos cristianos no deben perderles el respeto bajo el pretexto de que son hermanos; al contrario, sírvanlos mejor, ya que los que reciben sus servicios son creyentes y hermanos queridos. EL AMOR AL DINERO Esto es lo que debes enseñar e inculcar. (1º Carta a Timoteo 6, 2)
Debes saber que la raíz de todos los males es el amor al dinero. Algunos, arrastrados por él, se extraviaron lejos de la fe y se han torturado a sí mismos con un sinnúmero de tormentos. (1º Carta a Timoteo 6, 10)
Pero tú, hombre de Dios, huye de todo eso. Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor, constancia y bondad. (1º Carta a Timoteo 6, 11)