Gefunden 70 Ergebnisse für: propiedad

  • de la tierra. Esto será su propiedad en Israel. Así mis príncipes no oprimirán más a mi pueblo: dejarán la tierra a la casa de Israel, a sus tribus. (Ezequiel 45, 8)

  • Así dice el Señor Yahveh: Si el príncipe hace un regalo a alguno de sus hijos, tomándolo de su heredad, el regalo pertenecerá a sus hijos, será su propiedad por derecho de herencia. (Ezequiel 46, 16)

  • El príncipe no tomará nada de la heredad del pueblo despojándole de su propiedad; sólo de su propiedad particular legará partes a sus hijos, para que nadie de mi pueblo sea privado de su propiedad. (Ezequiel 46, 18)

  • El total de la ofrenda reservada será de veinticinco mil codos por veinticinco mil. Reservaréis un cuarto de la ofrenda santa reservada para la propiedad de la ciudad. (Ezequiel 48, 20)

  • Lo que quede será para el príncipe, a uno y otro lado de la ofrenda santa reservada y de la propiedad de la ciudad, a lo largo de los veinticinco mil codos al este, hasta la frontera oriental, y al oeste a lo largo de los veinticinco mil codos hasta la frontera occidental, para el príncipe, en correspondencia a las demás partes; y en el medio estará la ofrenda santa res reservada y el santuario de la Casa. (Ezequiel 48, 21)

  • Así, desde la propiedad de los levitas y la propiedad de la ciudad que están en medio de la parte del príncipe, entre la frontera de Judá y la de Benjamín, pertenecerá al príncipe. (Ezequiel 48, 22)

  • Serán ellos para mí, dice Yahveh Sebaot, en el día que yo preparo, propiedad personal; y yo seré indulgente con ellos como es indulgente un padre con el hijo que le sirve. (Malaquías 3, 17)

  • Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.» (Mateo 26, 36)

  • Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago oración.» (Marcos 14, 32)

  • Un hombre llamado Ananías, de acuerdo con su mujer Safira, vendió una propiedad, (Hechos 5, 1)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina