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Hizo proezas de valor, batió a los amalecitas y libró a Israel del poder de los que le saqueaban. (I Samuel 14, 48)
Jonatán respondió a Saúl: «David me pidió con insistencia poder ir a Belén. (I Samuel 20, 28)
¿Quiénes, de entre todos los dioses de los países, los han librado de mi poder para que libre Yahveh a Jerusalén de mi mano?» (II Reyes 18, 35)
¡Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid a Yahveh gloria y poder! (I Crónicas 16, 28)
De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas todo; en tu mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano la que todo lo engrandece y a todo da consistencia. (I Crónicas 29, 12)
dijo: «Yahveh, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en el cielo, y no dominas tú en todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano el poder y la fortaleza, sin que nadie pueda resistirte? (II Crónicas 20, 6)
Si vienen contigo, tú te portarás esforzadamente en la batalla, pero Dios te hará caer ante el enemigo, porque Dios tiene poder para ayudar y para derribar.» (II Crónicas 25, 8)
Respondió Amasías al hombre de Dios: «¿Y qué hacer con los cien talentos que he dado a la tropa de Israel?» Contestó el hombre de Dios: «Tiene Yahveh poder para darte mucho más que eso.» (II Crónicas 25, 9)
Mas, una vez fortalecido en su poder, se ensoberbeció hasta acarrearse la ruina, y se rebeló contra Yahveh su Dios, entrando en el Templo de Yahveh para quemar incienso sobre el altar del incienso. (II Crónicas 26, 16)
Los enviados gritaban en voz alta, en lengua judía, al pueblo de Jerusalén, que estaba sobre el muro, para atemorizarlos y asustarlos, y poder conquistar la ciudad, (II Crónicas 32, 18)
Pues me daba vergüenza solicitar del rey tropa y gente de a caballo para protegernos del enemigo en el camino; por el contrario, habíamos declarado al rey: «La mano de nuestro Dios está, para bien, con todos los que le buscan; y su poder y su cólera sobre todos los que le abandonan.» (Esdras 8, 22)
Aquí tienes a tus siervos y a tu pueblo que tú has rescatado con tu gran poder y tu fuerte mano. (Nehemías 1, 10)