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Hablamos de esto con un lenguaje que no nos ha enseñado la sabiduría humana, sino el Espíritu, que expresa las cosas espirituales en términos espirituales. (I Corintios 2, 13)
Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno entre vosotros piensa que es sabio según la sabiduría de este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. (I Corintios 3, 18)
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como dice la Escritura: Atrapa a los sabios en su astucia. (I Corintios 3, 19)
Así, el Espíritu a uno le concede hablar con sabiduría; a otro, por el mismo Espíritu, hablar con conocimiento profundo; (I Corintios 12, 8)
Nos sentimos orgullosos de que nuestra conciencia nos asegure que nos hemos comportado con todo el mundo, y especialmente con vosotros, con la sencillez y la sinceridad que Dios da, y no por la sabiduría humana, sino por la gracia de Dios. (II Corintios 1, 12)
que ha derramado sobre nosotros con una plenitud de sabiduría y de prudencia, (Efesios 1, 8)
para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría que os revele un conocimiento profundo de él; (Efesios 1, 17)
Así, de ahora en adelante, por medio de la Iglesia, los principados y potestades celestiales podrán conocer la incalculable sabiduría de Dios, (Efesios 3, 10)
Por esta razón nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de rogar y pedir por vosotros, para que seáis llenos del conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual, (Colosenses 1, 9)
a quien nosotros anunciamos amonestando e instruyendo a todos los hombres en toda sabiduría, para presentarlos perfectos en Jesucristo; (Colosenses 1, 28)
en el que se encuentran ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia. (Colosenses 2, 3)
Estas cosas pueden tener un aspecto de sabiduría, porque manifiestan cierta religiosidad, cierta humildad y un desprecio por el cuerpo; pero, en realidad, no tienen valor alguno, pues sólo tienden a satisfacer los apetitos carnales. (Colosenses 2, 23)