Encontrados 568 resultados para: justicia divina

  • Pero ahora, sin ley, se ha manifestado la justicia de Dios, atestiguada por la ley y los profetas; (Romanos 3, 21)

  • justicia de Dios mediante la fe en Jesucristo, para todos los creyentes, sin distinción alguna; (Romanos 3, 22)

  • a quien Dios ha propuesto como propiciación para que, mediante la fe, se obtenga por su sangre el perdón de los pecados. Puso de manifiesto su justicia al pasar pacientemente por alto los pecados del pasado, (Romanos 3, 25)

  • Pero ¿qué dice la Escritura?: Abrahán creyó en Dios y le fue contado como justicia. (Romanos 4, 3)

  • en cambio, al que no trabaja, pero cree en el que justifica al culpable, su fe se le cuenta como justicia. (Romanos 4, 5)

  • Así también David llama bienaventurado al hombre a quien Dios le cuenta la justicia independientemente de las obras: (Romanos 4, 6)

  • Dichoso aquel a quien el Señor no le tiene en cuenta su delito. La circuncisión, señal de la justicia por la fe. (Romanos 4, 8)

  • Porque decimos que a Abrahán la fe le fue contada como justicia. ¿Cuándo le fue tenido esto en cuenta? ¿Antes o después de la circuncisión? No después, sino antes. (Romanos 4, 10)

  • Y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia que había obtenido antes de la circuncisión; así se convertía en padre de todos los no circuncidados que creyesen, para que también a ellos se les contase como justicia; (Romanos 4, 11)

  • A Abrahán y a su descendencia le fue hecha la promesa de ser él el heredero del mundo, no por la ley, sino por la justicia que viene de la fe. (Romanos 4, 13)

  • Por esto la justicia viene de la fe, para que sea gratuita, a fin de que sea firme la promesa a toda la descendencia; no sólo a la que es por la fe de Abrahán, el cual es padre de todos nosotros, (Romanos 4, 16)

  • por lo cual le fue también contado como justicia. (Romanos 4, 22)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina