Encontrados 24 resultados para: consejero admirable

  • Abimelec vino a verle desde Guerar, acompañado de Ajuzat, su consejero, y de Picol, jefe de su ejército. (Génesis 26, 26)

  • Absalón mandó a buscar a su propia ciudad de Guiló a Ajitófel, guilonita, consejero de David, que estuvo con él mientras ofrecía el sacrificio. La conjuración se hizo fuerte y los partidarios de Absalón iban aumentando. (II Samuel 15, 12)

  • Azarías, hijo de Natán, era superintendente; y Zabud, hijo del sacerdote Natán, era el consejero del rey; (I Reyes 4, 5)

  • La puerta oriental le tocó a Selamías. A su hijo Zacarías, sabio consejero, le tocó la del norte. (I Crónicas 26, 14)

  • Jonatán, tío de David, consejero, sabio y escriba, se ocupaba de los hijos del rey, juntamente con Yejiel, hijo de Jacmoní. (I Crónicas 27, 32)

  • Ajitófel era consejero del rey. Yusay, el arquita, era amigo del rey. (I Crónicas 27, 33)

  • Amasías le interrumpió: "¿Has sido nombrado acaso consejero del rey? Termina ya, si no quieres que te mate". El profeta se calló, pero antes dijo: "Ya veo que Dios ha decidido tu perdición, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo". (II Crónicas 25, 16)

  • Cantad a mi Dios un cántico nuevo. Eres grande, Señor, y glorioso, admirable por tu fortaleza e invencible. (Judit 16, 13)

  • ¡Oh Dios, Señor nuestro, qué admirable es tu nombre por toda la tierra, tu majestad se asienta encima de los cielos! (Salmos 8, 2)

  • ¡Oh Dios, Señor nuestro, qué admirable es tu nombre por toda la tierra! (Salmos 8, 10)

  • Pero, sobre todo, fue admirable la madre, y digna de gloriosa memoria. Ella, viendo muertos a sus siete hijos en el espacio de un día, lo llevaba todo con ánimo grande por la esperanza que tenía en el Señor. (II Macabeos 7, 20)

  • Que sean muchos tus amigos, pero uno entre mil tu consejero. (Eclesiástico 6, 6)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina