Encontrados 25 resultados para: Zorobabel
Entonces Zorobabel, hijo de Sealtiel; Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo escucharon la voz del Señor, su Dios, y las palabras de Ageo, el profeta, según la misión que el Señor le había encomendado, y el pueblo se llenó de temor ante el Señor. (Ageo 1, 12)
Y el Señor levantó el ánimo de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá; de Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote, y de todo el resto del pueblo, de tal manera que fueron y se pusieron a la obra en el templo del Señor todopoderoso, su Dios. (Ageo 1, 14)
"Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá; a Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo lo siguiente: (Ageo 2, 2)
Pero ahora, ten ánimo, Zorobabel, dice el Señor; ten ánimo, Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote; ten ánimo, pueblo todo de la tierra, dice el Señor. Trabajad, porque yo estoy con vosotros, palabra del Señor todopoderoso. (Ageo 2, 4)
"Di a Zorobabel, gobernador de Judá: Yo conmoveré los cielos y la tierra. (Ageo 2, 21)
En aquel día, palabra del Señor todopoderoso, te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, mi siervo, dice el Señor, y haré de ti como un anillo de sellar; porque yo te he elegido, dice el Señor todopoderoso". (Ageo 2, 23)
Ésta es la palabra del Señor sobre Zorobabel: "No por el poder de las armas ni por la violencia, sino por mi espíritu, palabra del Señor todopoderoso. (Zacarías 4, 6)
¿Quién eres tú, monte grande? Ante Zorobabel, como una llanura; él sacará la piedra clave entre gritos de júbilo: ¡Qué hermosa es! ¡Qué hermosa es! (Zacarías 4, 7)
Zorobabel puso los cimientos en esta casa, y él mismo terminará la obra. Entonces reconoceréis que el Señor me ha enviado a vosotros. (Zacarías 4, 9)
Porque los que no hacían caso en los primeros días se alegrarán y verán la plomada en manos de Zorobabel". (Zacarías 4, 10)
Después de la deportación, Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel de Zorobabel; (Mateo 1, 12)
Zorobabel de Abiud; Abiud de Eliaquín; Eliaquín de Azor; (Mateo 1, 13)