Encontrados 1068 resultados para: templo de Jerusalén
Mientras estuvo en Jerusalén, por la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre al ver las señales que realizaba. (Juan 2, 23)
Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.» (Juan 4, 20)
Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. (Juan 4, 21)
Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. (Juan 4, 45)
Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. (Juan 5, 1)
Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. (Juan 5, 2)
Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.» (Juan 5, 14)
Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. (Juan 7, 14)
Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? (Juan 7, 25)
Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le conocéis. (Juan 7, 28)
Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. (Juan 8, 2)
Estas palabras las pronunció en el Tesoro, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora. (Juan 8, 20)