Encontrados 82 resultados para: Gog

  • Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. (Mateo 4, 23)

  • Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. (Mateo 6, 2)

  • «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. (Mateo 6, 5)

  • Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo enfermedad y toda dolencia. (Mateo 9, 35)

  • Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; (Mateo 10, 17)

  • Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos. (Mateo 12, 9)

  • Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? (Mateo 13, 54)

  • quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, (Mateo 23, 6)

  • Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad, (Mateo 23, 34)

  • Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. (Marcos 1, 21)

  • Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: (Marcos 1, 23)

  • Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. (Marcos 1, 29)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina