Encontrados 465 resultados para: Cielo

  • Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, (Deuteronomio 30, 19)

  • «Congregad junto a mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros escribas, que voy a pronunciar a sus oídos estas palabras, poniendo por testigos contra ellos al cielo y a la tierra. (Deuteronomio 31, 28)

  • Sí, yo alzo al cielo mi mano, y digo: Tan cierto como que vivo eternamente, (Deuteronomio 32, 40)

  • Cuando los hombres de Ay volvieron la vista atrás y vieron la humareda que subía de la ciudad hacia el cielo, no tuvieron fuerza para huir por un lado o por otro. El pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra los perseguidores. (Josué 8, 20)

  • Mientras huían ante Israel por la bajada de Bet Jorón, Yahveh lanzó del cielo sobre ellos hasta Azecá grandes piedras, y murieron. Y fueron más los que murieron por las piedras que los que mataron los israelitas a filo de espada. (Josué 10, 11)

  • Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo se vengó de sus enemigos. ¿ No está esto escrito en el libre del Justo? El sol se paró en medio del cielo y no tuvo prisa en ponerse como un día entero. (Josué 10, 13)

  • Cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el Angel de Yahveh subía en la llama. Manóaj y su mujer lo estaban viendo y cayeron rostro en tierra. (Jueces 13, 20)

  • Pero entonces, la señal, la columna de humo, comenzó a levantarse de la ciudad, y Benjamín, mirando atrás, vio que toda la ciudad subía en llamas al cielo. (Jueces 20, 40)

  • Yahveh, ¡quebrantados sus rivales! el Altísimo truena desde el cielo. Yahveh juzga los confines de la tierra, da pujanza a su Rey, exalta el cuerno de su Ungido.» (I Samuel 2, 10)

  • Los que no murieron fueron atacados de tumores y los alaridos de angustia de la ciudad subieron hasta el cielo. (I Samuel 5, 12)

  • y dijo el filisteo a David: «Ven hacia mí y daré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.» (I Samuel 17, 44)

  • Hoy mismo te entrega Yahveh en mis manos, te mataré y te cortaré la cabeza y entragaré hoy mismo tu cadáver y los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay Dios para Israel. (I Samuel 17, 46)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina