Encontrados 380 resultados para: siete truenos

  • el enfermo se afeitará, excluida la parte afectada, y el sacerdote lo mantendrá aislado siete días más. (Levítico 13, 33)

  • Este la examinará y mantendrá aislado durante siete días el objeto afectado. (Levítico 13, 50)

  • ordenará que laven el objeto donde está la misma y lo mantendrá aislado siete días más. (Levítico 13, 54)

  • Hará siete aspersiones sobre el que debe ser purificado de la lepra, y después de declararlo puro, dejará en libertad al pájaro vivo. (Levítico 14, 7)

  • El que se purifica lavará su ropa, se afeitará todo el pelo, se bañará con agua, y quedará puro. Después de esto podrá entrar en el campamento, pero tendrá que permanecer siete días fuera de su carpa. (Levítico 14, 8)

  • Luego mojará un dedo de su mano derecha en el aceite que está en la palma de su mano izquierda, y hará con el dedo siete aspersiones de aceite delante del Señor. (Levítico 14, 16)

  • y con el dedo de su mano derecha hará siete aspersiones de aceite, (Levítico 14, 27)

  • el sacerdote saldrá a la puerta de la casa y la mantendrá clausurada durante siete días. (Levítico 14, 38)

  • Después tomará la madera de cedro, el hisopo, la púrpura escarlata y el pájaro vivo: los sumergirá en la sangre del pájaro inmolado y en el agua del manantial, y hará siete aspersiones sobre la casa. (Levítico 14, 51)

  • Si el hombre que tiene el flujo se cura, contará siete días para su purificación. Entonces lavará su ropa, se bañará en el agua de un manantial, y será puro. (Levítico 15, 13)

  • Cuando una mujer tenga su menstruación, será impura durante siete días, y el que la toque será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 19)

  • Si un hombre se acuesta con ella, la impureza de la mujer se transmite a él; será impuro durante siete días, y cualquier lecho sobre el que se acueste, será impuro. (Levítico 15, 24)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina