Encontrados 2012 resultados para: hijo de la promesa

  • para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. (Efesios 1, 6)

  • Entonces ustedes no tenían a Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. (Efesios 2, 12)

  • Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio. (Efesios 3, 6)

  • hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo. (Efesios 4, 13)

  • ya que el primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre, (Efesios 6, 2)

  • Ya saben que él ha dado pruebas de su virtud, porque sirvió conmigo a la causa del Evangelio, como un hijo junto a su padre. (Filipenses 2, 22)

  • circuncidado al octavo día; de la raza de Israel y de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, un fariseo; (Filipenses 3, 5)

  • Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido, (Colosenses 1, 13)

  • Pero ahora, él los ha reconciliado en el cuerpo carnal de su Hijo, entregándolo a la muerte, a fin de que ustedes pudieran presentarse delante de él como una ofrenda santa, inmaculada e irreprochable. (Colosenses 1, 22)

  • y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera. (I Tesalonicenses 1, 10)

  • saluda a Timoteo, su verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor. (I Timoteo 1, 2)

  • Hijo mío, te hago esta recomendación, conforme a lo que se dijo de ti por inspiración de Dios, a fin de que luches valientemente, (I Timoteo 1, 18)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina