Encontrados 88 resultados para: guardia

  • Entonces invocamos a nuestro Dios y montamos guardia de día y de noche para protegernos de ellos. (Nehemías 4, 3)

  • En aquella oportunidad, dije también al pueblo: "Que cada uno, con su servidor, pase la noche en Jerusalén; de noche, para montar guardia, y de día, para trabajar". (Nehemías 4, 16)

  • Luego les dije: "Las puertas de Jerusalén no se abrirán hasta que comience a calentar el sol, y antes que se haya puesto, se las cerrará con barras. Además, los habitantes de Jerusalén montarán guardia, cada uno en su puesto, cada uno en frente de su casa". (Nehemías 7, 3)

  • Matanías, Bacbuquías, Abdías, Mesulám, Talmón y Acub eran porteros y hacían guardia en los depósitos que estaban junto a las puertas. (Nehemías 12, 25)

  • Entonces cada uno empuñó sus armas de guerra y montaron guardia toda aquella noche, encendiendo fogatas sobre las torres. (Judit 7, 5)

  • luego examinó los accesos de la ciudad; inspeccionó los manantiales y se apoderó de ellos, colocando allí puestos de guardia. Después volvió a reunirse con sus tropas. (Judit 7, 7)

  • ¿Acaso yo soy el Mar o el Dragón marino para que dispongas una guardia contra mí? (Job 7, 12)

  • Es llevado al cementerio, y una lápida monta guardia sobre él. (Job 21, 32)

  • te escucharían, pero se pondrían en guardia contra ti y, llegado el momento, te odiarían. (Eclesiástico 19, 9)

  • Redobla la guardia ante una joven atrevida, no sea que descubra una ocasión y se aproveche. (Eclesiástico 26, 10)

  • por la palabra del Santo, se mantienen en orden y no defeccionan de sus puestos de guardia. (Eclesiástico 43, 10)

  • Entonces gritó el vigía: "Sobre la atalaya, Señor, estoy siempre de pie, todo el día; en mi puesto de guardia, estoy alerta toda la noche. (Isaías 21, 8)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina