Encontrados 111 resultados para: Mefiboset dejado atrás
Booz le respondió: "Me han contado muy bien todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido, y cómo has dejado a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, para venir a un pueblo desconocido. (Rut 2, 11)
Apenas el hombre mencionó el Arca de Dios, Elí cayó de su silla hacia atrás, al lado de la puerta; así se rompió la nunca y murió, porque era viejo y pesado. Había juzgado a Israel durante cuarenta años. (I Samuel 4, 18)
¡Aquí me tienen! Declaren contra mí delante del Señor y delante de su ungido: ¿A quién le he quitado un buey? ¿A quién le he quitado un asno? ¿A quién lo he oprimido o perjudicado? ¿Por quién me he dejado sobornar para cerrar los ojos? Díganlo, y yo les restituiré". (I Samuel 12, 3)
Pero Samuel dijo: "Como tu espada ha dejado sin hijos a tantas mujeres, así tu madre quedará sin su hijo entre las mujeres". Y descuartizó a Agag delante del Señor, en Guilgal. (I Samuel 15, 33)
Pero Eliab, su hermano mayor, al oírlo hablar así con esos hombres, se irritó contra él y exclamó: "¿Para qué has bajado aquí? ¿Y con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Ya sé que eres un atrevido y un mal intencionado: ¡tú has bajado para ver la batalla!". (I Samuel 17, 28)
Saúl dijo a Mical: "¿Qué manera de engañarme es esta? ¡Has dejado escapar a mi enemigo!". Mical le respondió: "Él me dijo: ‘O me dejas partir o te mato’". (I Samuel 19, 17)
Después de esto, David se levantó, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl: "¡Mi señor, el rey!". Saúl miró hacia atrás, y David, inclinándose con el rostro en tierra, se postró (I Samuel 24, 9)
David llegó al lugar donde estaban los doscientos hombres que no lo habían seguido, por estar demasiado extenuados, y se habían quedado atrás, junto al torrente Besor. Estos salieron al encuentro de David y de la tropa que lo acompañaba. David se acercó con la tropa y los saludó. (I Samuel 30, 21)
Joab respondió: "¡Por la vida de Dios, si tú no hubieras hablado, sólo por la mañana habría dejado esta gente de perseguir a sus hermanos!". (II Samuel 2, 27)
Entonces Joab se presentó al rey y le dijo: "¿Qué has hecho? Ahora que Abner ha venido a verte, ¿por qué lo has dejado irse tranquilamente? (II Samuel 3, 24)
David entró a su casa en Jerusalén. Entonces el rey tomó a las diez concubinas que había dejado al cuidado de la casa y las puso en un recinto bien custodiado. Él proveía a su mantenimiento, pero no tuvo más relaciones con ellas, y así estuvieron recluidas, viviendo como viudas, hasta el día de su muerte. (II Samuel 20, 3)
Al oír la palabra que el hombre de Dios proclamaba contra el altar de Betel, Jeroboám extendió su brazo desde encima del altar, diciendo: "¡Deténganlo!". Pero el brazo que había extendido hacia el hombre de Dios le quedó paralizado, y no pudo volverlo atrás. (I Reyes 13, 4)