Encontrados 50 resultados para: pena

  • De los que huyeron al desierto hacia la peña de Rimmón, seiscientos hombres escaparon. (Jueces 20, 47)

  • Entonces la comunidad envió mensajeros a los benjaminitas que estaban en la peña de Rimmón para hacer las paces. (Jueces 21, 13)

  • No consideres a tu sierva como una mala mujer, pues si he estado orando tanto rato se debe sólo a mi gran pena y humillación.» (1 Samuel 1, 16)

  • Saúl dejó de perseguir a David y se marchó al encuentro de los filisteos. Por eso se llamó a aquel lugar: «Peña de Separación.» (1 Samuel 23, 28)

  • Llegó hasta el hombre de Dios y se abrazó a sus pies. Entonces se acercó Guejazí para separarla, pero el hombre de Dios le dijo: «Déjala, porque su alma está amargada y Yavé no me lo hizo saber ni me ha revelado el motivo de su pena.» (2 Reyes 4, 27)

  • Amasías derrotó a diez mil edomitas en el valle de la Sal y conquistó la Peña por las armas, llamándola Joctel, nombre que ha conservado hasta el día de hoy. (2 Reyes 14, 7)

  • Los hijos de Judá apresaron vivos a diez mil de ellos y, llevándolos a la cumbre de la Peña, los precipitaron desde allí, quedando todos ellos reventados. (2 Crónicas 25, 12)

  • Entonces, muy afligido, lloré y empecé a rezar expresando mi pena. Dije: (Tobías 3, 1)

  • Ragüel se paró de un salto y lo abrazó llorando: «Bendito seas, hijo. Tienes un padre honrado y bueno. ¡Qué pena que un hombre tan justo y caritativo haya quedado ciego!» Y abrazando a Tobías lloraba. (Tobías 7, 6)

  • La pena, la angustia, el peligro, el miedo se cernía sobre la tierra. Temblando de pavor ante la desgracia que los amenazaba, los justos, resignados a morir, invocaban a Dios. (Ester 11, 8)

  • Escucha mi plegaria, mira con bondad a este pueblo y cambia nuestra pena en alegría para que así podamos, ¡oh Señor!, entonar alabanzas a tu Nombre. No dejes que se cierre para siempre la boca de los que ahora te alaban.» (Ester 13, 17)

  • Por eso no quiero callarme sino que expresaré la angustiade mi espíritu y haré que escuchen la pena de mi alma. (Job 7, 11)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina