Encontrados 75 resultados para: pacto de la circuncisión

  • El año séptimo, Joyadá cobró ánimo y mandó a buscar a los jefes de cien que dependían de Azarías, hijo de Jerojam, de Israel, hijo de Jojanán, de Azarías, hijo de Obed, de Masaías, hijo de Adarías, y de Elisafat, hijo de Sikrí. Había arreglado un pacto con ellos. (2 Crónicas 23, 1)

  • Toda la asamblea hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Joyadá les dijo: «Aquí tienen ustedes al hijo del rey; él reinará como dijo Yavé a los hijos de David. (2 Crónicas 23, 3)

  • Joyadá pactó con todo el pueblo y el rey una alianza según la cual se comprometían a ser el pueblo de Yavé. (2 Crónicas 23, 16)

  • Yo había hecho ese pacto con mis ojos de ni siquiera mirar a una doncella. (Job 31, 1)

  • del pacto que con Abrahán concluyó, y de su juramento a Isaac. (Salmos 105, 9)

  • y no debían hacer a sus hijos el rito de la circuncisión. En resumen, tenían que mancharse con toda clase de impurezas y profanaciones, (1 Macabeos 1, 48)

  • Las mujeres que, a pesar de haberse ordenado lo contrario, hacían a sus niños el rito de la circuncisión, eran muertas (1 Macabeos 1, 60)

  • junto con sus niños, colgados de su cuello, como asimismo sus familiares y todos los que habían intervenido en la circuncisión. (1 Macabeos 1, 61)

  • imponían el rito de la circuncisión a los que encontraban incircuncisos (1 Macabeos 2, 46)

  • Entonces, todos en el pueblo se aterrorizaron. Decían: «Estos hombres no son buenos ni sinceros, pues han violado el pacto que hicieron con juramento.» (1 Macabeos 7, 18)

  • Dos mujeres fueron denunciadas por haber hecho sobre sus hijos el rito de la circuncisión. Las hicieron pasear por toda la ciudad con sus hijos atados a los pechos. Después las arrojaron por la muralla. (2 Macabeos 6, 10)

  • El rey, excitado e influenciado por las calumnias de aquel malvado, se enfureció y escribió a Nicanor para comunicarle su disgusto por el pacto y ordenarle que de inmediato le mandara encadenado a Macabeo a Antioquía. (2 Macabeos 14, 27)


“Não se aflija a ponto de perder a paz interior. Reze com perseverança, com confiança, com calma e serenidade.” São Padre Pio de Pietrelcina