Encontrados 790 resultados para: nombre de Abram

  • Haré de ti una gran nación y te bendeciré; voy a engrandecer tu nombre, y tú serás una bendición. (Génesis 12, 2)

  • Partió Abram, tal como se lo había dicho Yavé, y Lot se fue también con él. Abram tenía setenta y cinco años de edad cuando salió de Jarán. (Génesis 12, 4)

  • Abram tomó a su esposa Saray y a Lot, hijo de su hermano, con toda la fortuna que había acumulado y el personal que había adquirido en Jarán, y se pusieron en marcha hacia la tierra de Canaán. (Génesis 12, 5)

  • Entraron en Canaán, y Abram atravesó el país hasta llegar al lugar sagrado de Siquem, al árbol de Moré. En aquel tiempo los cananeos ocupaban el país. (Génesis 12, 6)

  • Yavé se apareció a Abram y le dijo: «Le daré esta tierra a tu descendencia.» A consecuencia de esto, Abram edificó un altar a Yavé que se le había aparecido. (Génesis 12, 7)

  • Desde allí pasó a la montaña, al oriente de Betel, y plantó su tienda de campaña, teniendo Betel al oeste y Hay al oriente. También aquí edificó un altar a Yavé e invocó su Nombre. (Génesis 12, 8)

  • Luego Abram avanzó por etapas hacia el país de Negueb. (Génesis 12, 9)

  • En el país hubo hambre, y Abram bajó a Egipto a pasar allí ún tiempo, pues el hambre abrumaba el país. (Génesis 12, 10)

  • Efectivamente, cuando Abram entró en Egipto, los egipcios notaron que la mujer era muy hermosa. (Génesis 12, 14)

  • y en atención a ella, Faraón trató bien a Abram, quien recibió ovejas, vacas, burros, siervos y camellos. (Génesis 12, 16)

  • Entonces Faraón llamó a Abram y le dijo: «¡Mira lo que me has hecho! ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? (Génesis 12, 18)

  • Abram, pues, salió de Egipto con su mujer y todo lo suyo, subiendo al Negueb; también Lot estaba con él. (Génesis 13, 1)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina