Encontrados 572 resultados para: huida a Egipto
Entonces todos aquellos hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a dioses extranjeros, todas las mujeres que estaban presentes y todo el pueblo establecido en Egipto, en Patrós -en total una gran muchedumbre-, respondieron a Jeremías: (Jeremías 44, 15)
Sin embargo, oigan lo que les dice Yavé a todos ustedes, los judíos que viven en Egipto: Juro por mi Nombre poderoso, dice Yavé, que en todo Egipto no habrá en adelante un solo judío que pronuncie mi nombre; no quedará nadie para decir: «Por vida del Señor, Yavé.» (Jeremías 44, 26)
Sí, voy a poner mis ojos sobre ellos, no para su bien sino para su mal. Todos los hombres de Judá que están ahora en Egipto, perecerán a espada y de hambre hasta que se terminen todos. (Jeremías 44, 27)
Sólo unos pocos, que hayan logrado escapar de la espada, regresarán de Egipto a la tierra de Judá. Entonces todo el resto de la población de Judá, que entraron en Egipto como refugiados, verá qué palabra se ha cumplido, si la mía o la suya. (Jeremías 44, 28)
Yavé lo asegura: Voy a entregar al Faraón Hofrá, rey de Egipto, en manos de sus enemigos que quieren quitarle la vida, igual que entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo, que quería matarlo.» (Jeremías 44, 30)
Para Egipto y el ejército del Faraón Necao, rey de Egipto, que estaba cerca del río Eufrates, en Carquemis, y al que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, el año cuarto del reinado de Joaquim, rey de Judá. (Jeremías 46, 2)
Egipto era el que subía como el Nilo, como torrente de revueltas aguas. El decía: «Subiré e inundaré la tierra, destruiré las ciudades con sus habitantes (Jeremías 46, 8)
¡Sube a Galaad a buscar bálsamos, virgen, hija de Egipto! ¡Pero es inútil que multipliques tus remedios, pues nada podrá sanarte! (Jeremías 46, 11)
Estas fueron las palabras que Yavé dirigió al profeta Jeremías, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, emprendió el ataque a Egipto: (Jeremías 46, 13)
Prepara tu equipaje de desterrada, hija de Egipto, que vives tan cómodamente. Nof será reducida a un desierto, a un montón de ruinas abandonadas. (Jeremías 46, 19)
Egipto era una linda vaquilla: un tábano del norte se ha posado sobre ella. (Jeremías 46, 20)
La hija de Egipto se ve derrotada, ha caído en manos del pueblo del norte. (Jeremías 46, 24)