Encontrados 49 resultados para: enseñanza divina
Extendió lo que podía ser una mano y me agarró por los cabellos: inmediatamente el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra. Me llevó a Jerusalén en una visión divina hasta la entrada de la puerta que mira al norte, allí donde está el ídolo que provoca los celos del Señor. (Ezequiel 8, 3)
"Hijo de hombre, háblale al príncipe de Tiro; le dirás esta palabra de Yavé: ¡Eres muy engreído, te consideras un dios en su residencia divina, en medio de los mares! ¿Te vas a hacer pasar por Dios, tú que eres hombre y no Dios? (Ezequiel 28, 2)
y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo: «Vengan, subamos al cerro de Yavé, a la Casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Porque la enseñanza irradia de Sión, de Jerusalén sale la palabra de Yavé.» (Miqueas 4, 2)
Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley se enteraron de lo ocurrido y pensaron deshacerse de él; le tenían miedo al ver el impacto que su enseñanza producía sobre el pueblo. (Evangelio según San Marcos 11, 18)
En su enseñanza Jesús les decía también: «Cuídense de esos maestros de la Ley, (Evangelio según San Marcos 12, 38)
y su enseñanza hacía gran impacto sobre la gente, porque hablaba con autoridad. (Evangelio según San Lucas 4, 32)
Está escrito en los Profetas: Serán todos enseñados por Dios, y es así como viene a mí toda persona que ha escuchado al Padre y ha recibido su enseñanza. (Evangelio según San Juan 6, 45)
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más que su patrón. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes. ¿Acaso acogieron mi enseñanza? ¿Cómo, pues, acogerían la de ustedes? (Evangelio según San Juan 15, 20)
El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su enseñanza. Jesús le contestó: (Evangelio según San Juan 18, 19)
Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones. (Hecho de los Apóstoles 2, 42)
Al ver los nativos a la víbora colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: «Sin duda éste es un asesino. Aunque se haya salvado del mar, la justicia divina no lo deja vivir.» (Hecho de los Apóstoles 28, 4)
¡Muy bien! Entonces hagamos el mal para que venga el bien. Algunos calumniadores dicen que ésa es nuestra enseñanza, pero tendrán que responder de tales palabras. (Carta a los Romanos 3, 8)